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Relaciones Personales (Parte 1)

  • Jeune Sunshine
  • 25 ene 2018
  • 5 Min. de lectura

Pues vamos con una recopilación en dos partes aunque tengo que decir que esta abreviada y que no son tantas peronas pero si varios años de mi vida. Que uso tanto de diario como para compartir con vosotros mis experiencias y conclusiones al pasar el tiempo.

Sin más empecemos, claro está, por el primero cronológicamente:

Es curioso como nunca se si contarle como novio, aunque realmente así fue, debido a mi edad y al tiempo que duró, tenía aun 14 años y aunque otras/os compañeras/os ya hablaban de parejas (de lo más infantiles) no era lo más común. Este chico iba a clases particulares con una amiga mía y vivía en una ciudad próxima, nada debía cruzarnos excepto esta chica, por entonces, una amiga. Ella de hecho tenía un cuelgue con este chico y nos hablaba de él, llegaron a ser amigos y ella nos contaba muchas cosas, no decía abiertamente que le gustara pero últimamente no hablaba de otra cosa. Meses después una tarde decidió invitarle a salir con nuestro grupo y se apuntó, a pesar de que todas éramos chicas que en esa edad tenía más riesgo de aburrimiento. No recuerdo muy bien este día, puede que fuéramos a cine, el caso es que durante toda la tarde estuvo prestándome atención a mi. Mi amiga parecía verlo gracioso y no darle importancia, de hecho al día siguiente, en clases, no paraba de relatar la tarde anterior y todo lo que había hablado con él en privado.

Resumiendo, en unos días ella le dio mi mail, manera de contactar por Messenger por entonces, y estuvimos hablando unos días. Hablé con mi amiga sobre sus posibles intereses y todo parecía parecerle bien. Y en poco tiempo empezamos a salir. Un noviazgo casi basado en unos besitos y en quedar a solas o darnos la mano. Cada uno lo que vea pero para mi eso era lo máximo que iba a pasar, era una niña en mi mente, y realmente lo era. La parte más sincera y ya crecida, han pasado más de 15 años, el chico no me gustaba fisicamente, su conversación me pareció soporífera desde la primera semana, era todo aburrimiento. Creo que solo se dio por la atención que me daba, muy superficial y estúpido, de lo cual aprendí sin duda. Además teníamos algunos intereses muy tontos en común, pero pasando estos temas sin fundamento, nada de él me gustaba. Finalicé todo en un mes, aunque ya me había regalado un par de cosillas, recuerdo un anillo que por supuesto le devolví. Y sin más terminé “la tontería”. Durante un par de semanas él seguía apareciendo allá donde quedara con mis amigas para intentar volver, pero ante el rechazo, ya que yo como mucho, le daba conversación, empezó a fijarse en mi amiga, aquella chica que le conoció e introdujo. Y acabaron saliendo un par de semanas cosa que no me produjo el más mínimo celo, más bien la lástima especialmente cuando ella en unos días vino con el anillo (que previamente me habían comprado a mi) puesto con orgullo, y días después yo recibí en casa una carta de amor y arrepentimiento de él, a pesar de ya estar con ella. Aunque incómodo pensándolo a primera hora, me veía en la posición, ya más obvia, de avisar a la chica de lo que estaba ocurriendo (aunque estaba un poco “tonta”) hablé con otra amiga común y le enseñé la carta recibida acabando por decidir, decírselo a “su nueva chica”. Su relación acabó y poco a poco él desapareció de nuestras vidas.

Y así acabó esta primera relación breve. En unos meses apareció la siguiente y quizás la más rara de todas, contaba yo con 15 años cuando almorzando con mi grupo conocimos a un pequeño grupo de chicos que parecían mayores que nosotras, pero bastante mayores pues cuando preguntamos descubrimos que ellos tenían 29 y 30 mientras nosotras teníamos 15-17. 

Sabía que no debía, que había miles de peligros y hoy por hoy, haría lo que fuera por darle a una niña de 15 años mil razones por las que no hacerlo. Si contáis con corta edad, por favor: No lo hagáis. Se puede decir que “tuve suerte” pues nada terrible ocurrió, pero tampoco era normal y lo sabía. No podía decir nada en casa, aunque no hablaba de esas cosas, dadas las circunstancias, ni se qué reacción hubiera creado esto en mis padres. Supongo que ocurrió porque me parecía interesante, entretenido y llevarlo en secreto (parcial, mis amigas si tenían todos los datos, por lo que pudiera pasar) Coo dato adicional (no digo que lo justifique) siempre he estado alrededor de gente mayor que yo y las conversaciones me parecían más interesantes, e suelo sentir cómoda ante personas que me sacan edad, especialmente cuando era más joven.

Todo empezó bien, la charla era mucho más interesante que con el chico anterior, me respetaba y nos veíamos cada semana. Pero dentro de mi, sabía casi desde el primer momento, que eso no iba a llevar a nada, en parte por la edad y además lo sentía así. Pero pasaron unos 7 eses si no recuerdo mal con él, aunque ya empezaban las peleas en las que su actitud no me gustaba, era ahí donde se palpaba la diferencia de edad, o el decidía aludir a ella. Si, tenía 15 años, pero no creo que el problema fuera que yo era inmadura, eso era evidente, creo que el problema es de alguien de 30 años que pretende encontrar una pareja con esa edad. Finalmente todo acabó por una tercera persona. Resulta que en mi clase había un chico muy simpático con el que últimamente hablaba bastante, teníamos gustos parecidos, era divertido y sinceramente, el secretismo pesaba y ya llevaba meses pensando que no había futuro en lo que tenía. Un buen día decidí hablar con él y terminarlo. Lo más curioso quizás de este momento fue la misma madurez. Ante mi decisión de dejarlo también me planteé el “cómo”: Llamarle, mantener una conversación normal, sin negatividad y quedar para explicarle entonces mis razones para terminar. Pero no fue así. La llamada encendió mil alertas en él, bien sabía que las cosas ya iban muy mal, y se negó a quedar en ningún sitio hasta saber para qué. Insistí más de tres veces en querer hablar con calma y cara a cara; pero no hubo manera y él empezó a dejar la relación él solo, pero no a dejare a mi, sino a expresar razones inventadas de por qué yo le estaba dejando.

Viendo que era imposible comencé a explicarme por teléfono y volví a insistir en hablarlo claramente tomando algo. No quiso, se negó y tampoco quería “torturarle” si no quería enfrentar nada más. Un mes después yo acababa de empezar a salir con el chico de clase que conocía y me lo encontré por la calla, se paró a saludar y continuó su camino, en unos días recibí un correo de “despedida” en el que él decía no tener rencor y entenderlo aunque estaba dolido. Nunca supe más de él, y espero que le vaya bien, pero eso no tenía sentido y lo sabíamos. 

Y por ahora damos final a la primera parte y dentro de poco subiré la siguiente y final. Sentíos libres de expresar vuestras experiencias sean cuales fueran especialmente en una edad temprana o la adolescencia, como estas que se relatan. Dentro de poco hablaremos de la etapa más madura que es cuando entró la siguiente.

Muchas gracias por dedicarle un ratito vuestro a mi blog.

¡Suerte y Cuidaos!  

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